Los misterios que se
representan en la 
Santa Misa 

 

 

Del "Camino Recto y Seguro para llegar al cielo"

de San Antonio María Claret

 

Breve explicación de los misterios y 

signos que se representan en la Santa

Misa.


El Sacerdote revestido con los ornamentos sagrados representa a Cristo, nuestro Redentor, en su sagrada Pasión

El Amito(1) con que cubre su cabeza al empezar a revestirse simboliza la corona de espinas y el lienzo con que, cubriendo su divino rostro burlábanse de él los sayones diciendo: Adivina: ¿quién te dio?

El Alba simboliza el vestido blanco con que le trataron como a loco en la casa de Herodes, despreciándole.

El Cíngulo simboliza los cordeles con que en el huerto fue atado.

La Estola recuerda la soga que llevaba al cuello cuando le conducían preso.

El Manípulo (2) es símbolo del cordel con que le sujetaron a la columna para azotarle.

La Casulla simboliza el vestido de púrpura con que le cubrieron en casa de Pilatos estando ya coronado de espinas.

El Cáliz representa el sepulcro, y los Corporales, la sábana con que fue amortajado su Cuerpo santísimo.

El Introito, o entrada a la Misa, significa el grande anhelo con que en el limbo esperaban los Santos Padres la venida de Cristo al mundo para redimirlos a ellos y, a nosotros, para significar sus clamores se dicen inmediatamente los Kyries, que en nuestro idioma significan: “Señor, habed misericordia de nosotros”.

El Glória in excélsis nos recuerda el gozo de los ángeles y de los pastores al nacer Cristo.

Las Oraciones que el sacerdote dice después del Dóminus vobíscum (El Señor esté con vostros) son símbolo de las muchas veces que Cristo oró por nosotros en el curso de su vida.

La Epístola simboliza la predicación de los profetas, especialmente la del Bautista.

El Gradual, o lo que se lee después de la Epístola, significa la soledad de Cristo en el desierto, y el Aleluya representa los servicios que le prestaron los ángeles después de haberle tentado el demonio y salido victorioso.

El Evangelio significa la predicación de Cristo. Y para decir el Evangelio se pasa el misal al otro lado del altar, para significar que Cristo pasaba de unos a otros pueblos predicando el Evangelio. Cuando se lee el Evangelio estamos en pie, para denotar la prontitud con que debemos obedecer la ley de Cristo, la cual se nos promulga en el Evangelio; al concluir el Evangelio se dice: Laus tibi Christe (Gloria a ti Cristo o Gloria a ti Señor Jesús), haciendo inclinación con la cabeza en señal de sumisión

El Credo es un compendio de cuanto debe creer el cristiano, y se arrodilla o se inclina el sacerdote al et Homo factus est (y se hizo hombre) para dar a entender la grande humildad del Señor en tomar nuestra naturaleza, y cuánto, por consiguiente, debemos humillarnos nosotros a Dios, que es nuestro Señor.

La Ofrenda que de la hostia y cáliz hace el sacerdote, nos recuerda la prontísima y entera voluntad con que Cristo se ofreció a padecer y morir por nosotros.

Al volverse al pueblo, el sacerdote y decir Orate, fratres (Orad Hermanos) nos recuerda aquel paso en que Cristo, después de haber orado en el huerto con sudor de sangre, se acercó a sus discípulos y les dijo: “Velad y orad, si no queréis caer en la tentación”.

El Prefacio y Sanctus (El Santo) simbolizan la solemne y pública entrada de Cristo en Jerusalén el día de los Ramos, y el júbilo con que el pueblo le recibió.

En el Canon dice en secreto las oraciones el sacerdote, recordándonos que Cristo se retiró de los judíos y se fue en secreto con sus discípulos a Efrén, y también para inspirarnos un gran respeto, porque es sabido que lo que se hace con demasiada publicidad se vulgariza y con facilidad se desprecia.

Se levantan la hostia y el cáliz para recordarnos que Cristo fue levantado en la cruz.

El Pater noster (Padre Nuestro) simboliza aquellas palabras que Cristo dirigió al Eterno Padre inmediatamente antes de expirar; así como aquel poco tiempo que el sacerdote está en silencio después del Pater noster (Padre Nuestro) significa el tiempo que Cristo estuvo en el sepulcro, y su alma descendió al seno de Abraham para dar libertad a las almas de los Santos Padres, que esperaban su venida.

El Pax Dómini (La Paz del Señor) simboliza la aparición de Cristo a sus discípulos y a las Marías, después que resucitó.

El Agnus Dei (El Cordero de Dios) nos recuerda que Cristo, después de su Resurrección, subió a los cielos para ser allí nuestro abogado.

Las Oraciones postreras que reza el sacerdote son símbolo de las que Cristo en el cielo dirige por nosotros al Eterno Padre.

El Ite, Missa est (Al final de la Misa - Podéis ir en Paz : Demos Gracias a Dios) significa que el sacerdote hizo oficio de embajador y ministro enviado por Dios para ofrecerle aquel sacrificio por toda la Iglesia Católica, por las almas del purgatorio y para alcanzar para todos la divina gracia.

La Bendición que da al fin el sacerdote simboliza la que Cristo dará a los justos en el día del juicio final.

 


(1) Amito: (del latín amicire, envolver, cubrir) Lienzo blanco que pueden usar los ministros sobre los hombros y alrededor del cuello, debajo del alba, para ocultar los vestidos comunes.

(2) Manípulo: Ornamento sagrado de la misma hechura de la estola, pero más corto, que por medio de un fiador se sujeta al antebrazo izquierdo sobre la manga del alba.

 

   

 



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